El primer imperativo, y el corazón de toda implementación de estrategia exitosa, es asignar recursos a los clientes. Por lo tanto, la decisión estratégica más importante para cualquier empresa es determinar a quién está tratando de servir. Identificar claramente a su cliente principal le permitirá dedicar todos los recursos posibles para satisfacer sus necesidades y minimizar los recursos dedicados a todo lo demás. Este es el camino hacia el éxito competitivo.

Es fácil tratar de eludir la elección difícil implícita en el adjetivo principal respondiendo que tiene más de un tipo de cliente. Esta respuesta es una receta garantizada para el bajo rendimiento: el competidor que tenga claridad sobre su cliente principal y dedique los recursos máximos para satisfacer sus necesidades específicas lo superará siempre.

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Una vez que esté seguro de que la base de la implementación de su estrategia comercial es sólida, ha asignado los recursos correctamente y proporcionado una guía para tomar decisiones difíciles, es hora de que todos los que trabajan para usted se concentren en el trabajo que tiene entre manos.

Seguimiento de los objetivos de rendimiento: le exige establecer los objetivos correctos, asignar responsabilidad y supervisar el rendimiento. Es fácil dejar de cumplir este imperativo al centrarse en los indicadores de rendimiento incorrectos o en los cuadros de mandos que tienen una sobrecarga de medidas irrelevantes. El bajo rendimiento es el resultado.

Es responsabilidad del propietario de una empresa asegurarse de que los gerentes estén rastreando las cosas correctas seleccionando aquellas variables que marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso estratégicos.

La gestión estratégica es de vital importancia incluso a pequeña escala dentro de una empresa. Sin embargo, la gestión estratégica es difícil de lograr sin un conjunto de objetivos claramente definidos para la operación del negocio. Saber cuáles son sus principales competencias es bueno desde el punto de vista de la comprensión de sus puntos fuertes en el mercado, pero esto también le ayuda a identificar áreas de mejora y establecer metas y objetivos en función de esas debilidades.

Si sabe, por ejemplo, que su negocio se está quedando atrás en el uso del poder de Internet para vender sus productos, uno de sus objetivos puede ser introducir una plataforma de comercio en línea dentro de los próximos seis meses. Es importante destacar que los objetivos que establece su empresa deben ser medibles, específicos y tienen un marco de tiempo adjunto. Establecer objetivos de esta manera lo ayuda a posicionar estratégicamente su negocio para el éxito futuro.

Usted y su equipo de gestión están en la sala de conferencias, entra Peter Drucker y, después de las presentaciones, le pregunta: "¿Cuál es el propósito de su empresa?" ¿Cómo le responderías?

Si dijiste, para obtener ganancias, se ríe y te informa que "no sabes nada de negocios" y agrega: "La respuesta no es solo falsa, es irrelevante". Luego continúa explicando que "EL PROPÓSITO DE UN NEGOCIO ES CREAR UN CLIENTE".

Esto es lo que quiere decir con esta definición del Propósito de un negocio y lo que ha escrito sobre el tema, incluidas las preguntas clave que la administración debe formular para formular estrategias para crear y retener clientes. No ignoraremos su respuesta más probable a su pregunta, para obtener un beneficio, ya que Drucker coloca las ganancias en su perspectiva adecuada más adelante en este artículo.

En el mundo de hoy, los datos son la sangre que corre en todas las organizaciones. Google y Facebook valen miles de millones, pero no consisten en nada más que datos sobre personas. Los proveedores de servicios de salud se encuentran en un estado similar: los datos nos dicen sobre la salud de nuestros pacientes, qué diagnóstico y pruebas han tenido, qué necesitan a continuación, quién los está proporcionando y pagando, qué hicimos la semana pasada y necesitamos esta información real -hora. Sin este flujo constante de datos, no podríamos brindar a los pacientes la atención que merecen. Debemos tratar los datos como un activo corporativo de alto valor: desarrollado, utilizado, almacenado y protegido. La gestión de datos requiere una estrategia que abarque a toda la organización y aborde algo más que solo tecnología. Las personas y los procesos que producen, transforman, gobiernan y usan nuestros datos deben ser parte fundamental de esa estrategia.